viernes, 22 de marzo de 2013


Nunca hay un buen pretexto para el abandono, especialmente si lo que se abandona,se ama tanto. Pero ya estoy de regreso. Con las buenas intenciones de seguir subiendo todos los viejos escritos que no han salido a la luz y todos aquellos de inspiración reciente. Espero queridos blog y lectores no abandonarlos otra vez. Eso espero, aunque saben que yo soy mentirosa, que quizá lo vuelva hacer…mientras tanto dos actualizaciones literías y una de estado…Paz
 

EL SILENCIO HABLA


 
Hoy el silencio me habla. Me habla de ti y yo le mento la madre. Porque a mí no me parece gracioso tener que recordarte.  Resultas inoportuno.  Porque recordarte es perder el tiempo, la risa, las ganas. Es recordar que el tiempo se hizo fragmentos cuando deseé  quedarme entre tus brazos y  nada quedo en los míos cuando quise abrazarte por siempre. Es recordar de nuevo que tus besos de terrón de azúcar terminaron por amargar mis labios y mi vida y que  el único recuerdo de ti que quedó en ellos fue un maldito fuego labial. Es la cruda inevitable de una borrachera de besos amargos que terminó a deshoras de una madrugada fría y desolada. Es querer cobrarle  intencionalmente a la vida y sin descanso todo el déficit de amor que a tu lado se creó en mi vida para poder estar a mano. Es morir un poco en el silencio y detestarlo. El silencio se muere y a mí me da gusto: eso le pasa por no seguir las reglas, por romper la etiqueta, por  bocón.  Mientras muere, yo le subo a lo que da a la música  deseando que esta sea la última vez que me hable de ti…

Anoche tuve un sueño…

















Anoche tuve un sueño: Soñé que yo te amaba
y que tú me amabas.
Que ante la insistencia y la provocación de tus labios
quería besarte, pero no quería y al final, cedí.
Que la cercanía de tu cuerpo me provocaba al amor
por eso dejé que tus labios hicieran su trabajo
y reconocieran mi piel y la amaran de nuevo.
Que llevaba un vestido entallado
que hacia lucir el contorno de mi cuerpo,
como si pidiera amor
y cuando sentí tu cuerpo sobre el mío
supe que era el tuyo el indicado para amarme.
Me soñé rendida ante ti:
que no me opuse cuando ataste
mis muñecas con tus manos
 y me llenaste  de besos,
y tu boca siguió un camino errante
desde  mi cuello hacia el sur.  
Soñé que traspasaste mis límites y mi piel.
Que en el amor agitaste mi cuerpo
y mi alma también.
Soñé que luego, no sabía qué hacer con ella,
ni cómo apaciguarla de nuevo.
Mi alma sólo tenía ansias de ti y
deseaba seguir siendo tuya por siempre.
Sólo tuya.
Anoche tuve un sueño: Soñé que yo te amaba
y que tú me amabas también…