En el silencio de mis
días, Señor, te busco.
En mi ajetreado camino
te recuerdo y me aferro a ti.
Oh Señor, en ti confío,
me repito una y otra vez.
En estos días confusos
en que preciso Tú calma,
trato a toda fuerza de atenerme a ti.
Ten mi nombre siempre
presente.
No me abandones, te lo
ruego, no te alejes de mí.
Si me piensas, envíame
una mañana bella
para recordarme que
estas aquí.
Si sonríes, invítame a
sonreír igual.
Déjame respirarte
profundamente.
Si estoy perdida,
encuéntrame.
En tus sutiles formas,
háblame, Señor
e indícame los pasos
que me lleven hacia ti.
No dejes que me pierda
las maravillas de ti.
Cuéntame los secretos
de tu mundo
aunque no los
entienda, yo te creeré.
Oh Señor, en ti confío,
me repito.
Háblame quedito… yo te
escucharé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario