sábado, 26 de enero de 2008

EL AMOR PLASMADO EN LETRAS


El amor, a mi parecer, es el sentimiento más sublime, exquisito y majestuoso que puede sentir un ser humano por otro ser humano. Es un sentir que idiotiza, pero que feliz nos hace.
No hay un sentimiento más profundo que este y a lo largo de la historia el hombre siempre ha tratado de manifestarlo de diferentes maneras: música, poesía, literatura, películas, escultura, teatro, etc.

Yo puedo entender como es que películas como Casa Blanca, Moulin Rouge, Los amantes del circulo polar, DR. Zhivago o Ghost (por mencionar algunas) han logrado estrujarnos el corazón, al grado de sentir que se nos va estallar o a salir del cuerpo.

También, puedo comprender que existan canciones que por antonomasia son capaces de enchinarnos la piel al escucharlas como “I will always love you” de Whithey Houston, “My Heart will go on” de Celine Dione, “La Vie en rose” de Edit Piaf, “La diferencia” de Juan Gabriel o “El alma al aire” de Alejandro Saenz por mencionar unas pocas de las miles de canciones dedicadas al amor tan hermosas.

Incluso, no he dudado ni un instante en suspirar hondamente, cuando he leído frases arrobadoras y fascinantes de poesías como Volverán las oscuras golondrinas de Gustavo Adolfo Bécquer, “Detente sombra de mi bien esquivo” de Sor Juana Inés de la Cruz o “Puedo escribir los versos más tristes esta noche” de Pablo Neruda (bueno si continuo no acabo). Yo estoy segura que la persona que dijo que la poesía es el espejo del alma, no se equivoco al hacer tal afirmación.
Y bueno, puedo mencionarles libros de amor apasionado que te deja el alma pendiendo de un hilo con el paso de una hoja tras la otra, libros que te estremecen como Romeo y Julieta de William Shakespeare, veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda (¡Otra vez este tipo!), Cumbres Borrascosas de Emily Bronte o la Dama de las Camelias de Alejandro Dumas.

Aún así con todo esto, creo que cuando se trata de hablar de la feria, cada quien habla como le va en ella. Yo he querido hablar de amor, pero no hallé versos que dijeran exactamente lo que quería. Por eso, me senté a escribir. Quizás, no escriba versos tan majestuosamente como los que ya se han escrito en los libros de poesía clásica. Quizás mis rimas no sean las más asonantes o peor aun, no le encuentren sentido a mi poesía. Pero si algo hay de cierto en todo esto, es que el día que escribí este poema, el amor se rebosaba de mi cuerpo y quería, de alguna manera, expresárselo a la persona que me provocaba esos sentimientos.

Quise un poema hallar

Quise, al pensarte con demasía vana
y sentir tu nombre recorrer mis venas,
hallar un poema que expresara
todas mis alegrías y mis penas.

Que expresara cuanto añoro
esas tardes que solíamos pasar,
el amor que se sentía en nuestras manos
cuando al fin se podrían entrelazar.

Uno que recordara aquellos besos
y caricias para sentir tu piel,
y de los suspiros que, en excesos,
al recordarte llegarían después.

Que dijera todo lo sentido
cuando tus labios pedían ser besados,
del aroma y los sueños edificados
que nacían al estar entre tus brazos.

De las risas que se escapaban
cuando me encontraba yo a tu lado
y de la felicidad que emanabas
al sentirte el hombre más amado.

Quise hallar un poema completo,
pero heme aquí sentada escribiendo;
el sentimiento que quise decir no pudo
ser encontrado en otros versos.

JKO

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