EL SILENCIO HABLA
Hoy el
silencio me habla. Me habla de ti y yo le mento la madre. Porque a mí no me
parece gracioso tener que recordarte. Resultas
inoportuno. Porque recordarte es perder
el tiempo, la risa, las ganas. Es recordar que el tiempo se hizo fragmentos
cuando deseé quedarme entre tus brazos y nada quedo en los míos cuando quise abrazarte
por siempre. Es recordar de nuevo que tus besos de terrón de azúcar terminaron
por amargar mis labios y mi vida y que el único recuerdo de ti que quedó en ellos fue
un maldito fuego labial. Es la cruda inevitable de una borrachera de besos
amargos que terminó a deshoras de una madrugada fría y desolada. Es querer
cobrarle intencionalmente a la vida y
sin descanso todo el déficit de amor que a tu lado se creó en mi vida para
poder estar a mano. Es morir un poco en el silencio y detestarlo. El silencio
se muere y a mí me da gusto: eso le pasa por no seguir las reglas, por romper
la etiqueta, por bocón. Mientras muere, yo le subo a lo que da a la música
deseando que esta sea la última vez que
me hable de ti…
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