lunes, 30 de marzo de 2009

LA DUDA

Hoy la duda se posa en mi ventana, por eso la cierro. Entonces, me toca la puerta. ¿No es acaso de sabios dudar? Sólo aquella gente idiota es la que se “monta en su burro” para no dudar. Necesito ser una idiota y es que en el amor hay que ser un completo idiota o por lo menos, lo suficiente para no dudar. Cerrar mis ojos o volverme ciega (da lo mismo) para no ver lo que resulta más que obvio también. Idiota y ciega, ¡bonita combinación! No es miedo, es angustia lo que me atormenta. Angustia de saberte perdido, extraviado, de verte ir y venir como quien no encuentra su espacio ¿O será miedo? ¡Qué importa! Al fin y al cabo me volverá loca. ¿Para qué me devuelves tu corazón cada que rompes el mío? ¿Para que lo ame? ¿Se puede amar con un corazón así, como dejas el mío? No es divertido tu juego. La duda insiste y timbra con angustia. Vienen juntas, tomadas de la mano. Hazlas pasar mientras encuentro como reparar mi corazón que terminó de hacerse añicos.

JKO