jueves, 14 de abril de 2011

DEL AMOR Y SUS FACETAS

“El amor es un arte que nunca se aprende y siempre se sabe” Benito Pérez Galdós

Nunca ha sido fácil hablar del amor. Hacerlo implicaría entenderlo, por lo menos un poco. Yo no lo entiendo nada, pero me lo imagino como un poliedro; sí de esas figuritas geométricas que tienen muchas caras. Así es el amor, con muchas facetas.

Quizá todos debiéramos saber que el amor es un niño caprichoso y desnudo que corre armado y apunta aquí y apunta allá y dispara al azar. Que venda tus ojos y te gira mil veces y te marea porque siente ganas de jugar a ponerle la cola al burro.

A veces, el amor es un monstruillo que atrapa con sus garras tentadoras y una vez que te tiene, no libera. Hace la finta una y otra vez porque le entretiene, pero no quiere dejarte ir. Nunca lo hará. Es en ocasiones, un joven lanza piedritas de la ventana sin balcón. Quiere entrar y cuando lo hace, canta una canción romántica al oído y te hace bailar y así, caer y caer en sus redes llenas de deseos seductores y ganas impropias de hacer el amor.

El amor es un loco que ríe a carcajadas, que brinca y baila y contagia y te hace creer que no hay, ni habrá espacio nunca para la tristeza: ¡qué se vaya al diablo!, te dice en secreto y toma tu mano y te hace reír y creer que todo es verdad; que la felicidad es para siempre y que eres tú el personaje protagónico del cuento que no es de hadas.

Es acaso, un ladrón que al pasar junto a ti, roba tu alma y juega con ella, la tira al aire repetidas veces, la vuela como papalote, la enamora y le hace caricias suaves, la besa hasta el cansancio. Luego, la guarda en su bolsillo para mantenerla a salvo. ¡Devuélveme mi alma, por favor! Yo le grito, pero se niega rotundamente.

Me sonríe. Le parece divertido tenerme así: en ascuas, desalmada, sin aliento. El amor te roba el aliento y si puede, mil suspiros. Nunca pregunta, ni pide permiso, es maleducado.

Es un brujo, un hechicero que hace conjuros y embelesos y un poco de brujería cuando es necesario. Los amarres son sus preferidos y cuando los hace, te deja sin voluntad alguna, más que para amalo; hace que sólo tengas ojos para él. En uno de sus embelesos te obliga a cambiarle revuelcos por tickets al cielo. ¡Garantizado o le devolveremos el revuelco!, se ufana el desgraciado.

El amor es también un mal que da mucha calentura y ganas de quedarse en cama. De nada han servido los trapitos húmedos, ni las aspirinas. Es como un cáncer en el alma: crece de manera exponencial y sin control. ¿Cómo se cura uno de estar enamorado? No se cura, tampoco mata, dice el especialista. El amor es un mal, es un mal necesario.

Así es el amor: un niño juguetón, un monstruo que atrapa, un joven seductor, un loco sin razón, un ladrón de almas, un brujo hechicero, un mal deseable e incurable. De múltiples facetas, difícil de entender. Pero a veces es mejor así…