viernes, 22 de marzo de 2013

EL SILENCIO HABLA


 
Hoy el silencio me habla. Me habla de ti y yo le mento la madre. Porque a mí no me parece gracioso tener que recordarte.  Resultas inoportuno.  Porque recordarte es perder el tiempo, la risa, las ganas. Es recordar que el tiempo se hizo fragmentos cuando deseé  quedarme entre tus brazos y  nada quedo en los míos cuando quise abrazarte por siempre. Es recordar de nuevo que tus besos de terrón de azúcar terminaron por amargar mis labios y mi vida y que  el único recuerdo de ti que quedó en ellos fue un maldito fuego labial. Es la cruda inevitable de una borrachera de besos amargos que terminó a deshoras de una madrugada fría y desolada. Es querer cobrarle  intencionalmente a la vida y sin descanso todo el déficit de amor que a tu lado se creó en mi vida para poder estar a mano. Es morir un poco en el silencio y detestarlo. El silencio se muere y a mí me da gusto: eso le pasa por no seguir las reglas, por romper la etiqueta, por  bocón.  Mientras muere, yo le subo a lo que da a la música  deseando que esta sea la última vez que me hable de ti…

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