martes, 5 de febrero de 2008

TODO PASA, TODO PASA

A mi queridísima amiga “Sabritona”

Mucha gente piensa por lo alegre que soy, que mi vida siempre ha sido “color de rosa”, que a mí nunca me ha tocado sufrir. Si me pidieran ponerle titulo a mi vida, como si fuera una película, creo que le pondría: “Las bonitas igual lloran”. No es que sea la mujer más hermosa del mundo, pero sin duda mi autoestima y mi vanidad femenina simplemente no me permite bajarme a más. Tampoco es que mi vida sea tan dramática como el titulo lo sugiere, pero qué puedo hacer si lloro con facilidad.

Por eso, lloré cuando la gata, de un salto, cazó al pajarito azul que venía todos los días a comer alpiste; o cuando supe que a mi perro lo tuvieron que dormir porque le había llegado su hora; o cuando tuve que entregar al gatito que recogí de la calle, porque yo no tenia el dinero que se necesitaba para cuidar de él como se merecía; o cuando el chico del que estaba enamorada, me dejó porque se había fastidiado de jugar conmigo. Pero no sólo lloro por animales. Por eso, también lloré cuando mi mejor amiga de la secundaria se mudo a otro estado, cuando troné mi primera materia en la “prepa” y me sentí la más tonta de todo el colegio, cuando “Don senor” me prohibió llevarme con su hija porque pensaba que yo era una mala influencia para ella, cuando papá decidió irse de la casa aunque me haya heredado su televisión gigante y cuando descubrí que el amor podía tener mil caras e igual numero de máscaras y a veces, era pagado con desamor. Mi memoria no me falla en esta, por eso me recuerdo llorando también, cuando descubrí que el amor lo podía todo, incluso “cagarla”. Así que lloré inconsolablemente, como tantas veces, a pesar que mi mejor amigo me pidió que no lo hiciera, desde el otro lado del teléfono.

Creo que es algo normal para una chica joven como yo. Nada que haya amargado mi existir eternamente. Eso sí, ese dolor me ha dejado ver que tengo corazón, aunque algunas veces quisiera no tenerlo. A veces, quisiera ser una mujer frívola y práctica, como alguna gente que conozco. Desgraciadamente, no tuve el gusto de conocer a Sanders Peirce ni a Nietzsche. Quizá un poco de su pragmatismo me hubiera servido bien. Creo que me ha tocado llorar más de la cuenta por tener siempre los sentimientos “a flor de piel”. No es que me guste sufrir por gusto, pero simplemente no puedo evitarlo. Soy así: una chica sensible y “chechona” .

En mi corta experiencia de vida, puedo decir que no hay nada peor, que no poder estar con la persona amada. Por el motivo que sea. Bien lo dice Pablo Neruda: “Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”. Es tan largo el olvido. Sí, yo lo sé bien. Por eso entiendo por lo que estas pasando, mi querida amiga. ¡Claro que te entiendo cuando me dices que te duele! Después de todo, alguna vez sufrí lo mismo que tú.

Sé que poco se puede hacer o decir para consolar un corazón herido, un corazón tan herido como lo está el tuyo. No te digo que no llores, ¿con qué cara haría eso? A veces, hace falta llorar una tempestad entera para curar el alma o al menos para tranquilizarla. Pero tú estate segura de algo, créeme cuando te digo: Todo pasa, todo pasa, aunque a veces se tenga que sentir un diluvio para que la calma llegue y se pueda ver todo con claridad. Todo pasa, todo pasa y esto como todo, pasará también.

El mejor consuelo, yo lo hallé escribiendo. Fue la mejor medicina y la mejor catarsis para mi alma atribulada. Con el paso del tiempo, de mi adolescencia a mi juventud, descubrí que después de todo, un poco de sufrimiento no nos cae nada mal. Yo creo que nos hace ser mejores “seres humanos” al permitirnos tener: la empatía necesaria para entender el sentir y sufrimiento de los demás, y la misericordia necesaria para compadecerse de los sufrimientos y pesares ajenos.

Un toque de sufrimiento en nuestras vidas, es como la sal a la comida. No es necesaria, pero le deja mejor sabor. La sal de la vida sin embargo, hay que tomarla con medida y precaución, puesto que corremos el riesgo de que se nos pase y nos sale nuestro existir. La comida salada se tira a la basura, aunque se peque tremendamente por el derroche. Pero, ni modos de tirarnos al bote porque dejamos que el sufrimiento nos invadiera de más. Ciertamente, esta opción no resulta muy viable para nosotros.

Uno no ama para ser herido, pero hay que correr el riesgo. Yo no me arrepiento nunca de haber amado, a pesar de que algunas veces, sufrí. Por eso, me permito compartir contigo este verso que escribí alguna vez que mi alma se encontraba acongojada. En aquellos tiempos cuando algunos de los primeros amores fueron, en vez de azúcar, como granitos de sal.

Aquella noche

Aquella noche quise arrancarte de mi alma,
Quise arrancar tu amor y tirarlo a la basura,
Quise que se ahogara entre tanta lágrima.
Fuiste fantasía que había perdido su lisura

Aquella noche decidí dejar de amarte
Porque sin duda tú ya me habías dejado.
Cerré los ojos y lloré al pensarte,
Al comprender que no me habías amado

Aquella noche intente borrar las palabras
Que escribiste lentamente en mi alma
Porque ya me había cansado de leerlas,
Sin que estas me dijeran nada.

Aquella noche me enfermé de ti
Dolor de cabeza de tanto pensarte
Dolor al ver que no eras bueno para mí.
Cuando entendí que no era bueno amarte

Aquella noche quise odiarte
Y me odie un poco por quererte así,
Quise abrir la jaula de mi amor y liberarte
para así, dejarte volar cual colibrí

Aquella noche fue la última
Que hiciste cachitos mi integridad
Porque entendí que nunca sería bueno
Amarte así, entre tanta soledad.

Aquella noche quise arrancarte de mí…

JKO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Johanna cómo estás:
Aquí por primera vez en tus letras, encuentro este sentido escrito y una poesía bien elaborada con asonansias bien logradas y distribuidas, aunque habrá que mejorarlas un poquitín. Sabes, hay en ti esa mágia para escribir que se llama inspiración. esa que haya su causa en los estímulos emocionales que nos da la vida y el amor. Y cuando eso se escribe inteligentemente empieza a surgir el "escritor" como efecto de un sentimiento que se acerca a las bellas artes. Felicidades por tu espacio y aquí estaré comentando tu aporte a las letras. Oye cómo buena e inteligente mujercita maya, sé (porque he tenido muchos amigos Yucatecos) que todos hablan maya. Me gustaría que me enseñaras algo en maya en los comentarios que escribas en mis letras de Citla y de mi blog. Los estaré esperando. Enhorabuena. Un beso para ti.