lunes, 4 de agosto de 2008

LO QUE AMO DE MIAMI


“What do you love about Miami? (¿Qué es lo que amas de Miami?)”, me preguntó una tarde saliendo de clases, Calvin, un fabuloso profesor de inglés.

Poco creíble dada mi verborrea crónica y como pocas veces, la prudencia de permanecer callada, totalmente innecesaria ese día, estuvo presente. No le respondí. Lo pensé de más y no hallé una respuesta sensata, por eso prometí contestarle cuando supiera, algún otro día.

Terminaron mis clases y nunca le contesté. Sin embargo, continúe preguntándome lo preguntado.

Pueda ser el clima que me recuerda tanto a mí: loco, caprichoso, voluble, antojadizo. Los dos cambiamos de acuerdo al humor de Dios. Bueno, yo así me digo para no culpar a mis hormonas. Suena un tanto más romántico de esa manera. Cierto y acertado fue el comentario de un locutor de radio cuando habló acerca del pronóstico climatológico para Miami: “Quizá llueva, quizá no. Yo soy igualita, aunque no me debato en ningún dilema “Shakespeareano” profundo(Quizá sea, quizá no). Yo, una simple mortal, me debato con pensamientos superfluos: Quizá hoy sea pelirroja, quizá no. Y a la merced de mi humor, mi cabello sufre los estragos, por tener un alma bohemia, delirante y cambiante.

Quizá son los atardeceres tostados tan únicos de ésta ciudad, manchados en el horizonte con tonos violetas, azules, naranjas y rosados pastel; mezclados, puros, con destellos de luz a la caída del sol. Ese cielo que Dios, sin duda, en sus ratos libres, utiliza como paleta para pintar. Son las nubes floridanas con forma de borregos amontonados, en las que descubro por vez primera, la línea que las define, argéntea y esperanzadora que nunca antes vi o a la que jamás le preste atención hasta después de escuchar el refrán en inglés: “Every cloud has a silver lining” (cada nube tiene una línea plateada). No, nunca antes la vi.

Mezcla. Eso me gusta de esta ciudad. Mezcolanza en términos más coloquiales, pero que a mi gusto definen mejor la magia de este lugar; sí, es una mezcla extraña, incluso confusa, pero que me encanta. Lo diferente, lo extraño, lo nuevo y su revoltijo. Los anuncios de la tele en “spanglish” que definen bien la subcultura de esta ciudad. Las palmeras regadas por toda la ciudad, que dan la idea de estar ahí por equivocación. Sus lagos por doquier, el lago de la parte trasera de mi hogar con la pequeña playita donde descanso con mi vecinita después que caminamos cuatrocientos metros y con la que soñamos para llevar nuestras computadoras y sentarnos a escribir en medio de ese paraíso lleno de aves, especialmente de patos cagones acostumbrados a que la gente les dé de comer, ese paraíso lleno de ruidos naturales, de ruidos humanos que, gracias a Dios, se pierden ante tanto espacio abierto.

Me gusta mi televisión prendida de lunes a viernes a las diez de la noche en el canal veintidós, un canal local. Me gusta escuchar a Jaime Bayly hablar de política, con un lápiz en mano y un cuaderno para anotar todas las palabras extrañas que utiliza para buscarlas posteriormente en el diccionario. Me gusta como habla. Es capaz de mentarte la madre de una manera educada. Eso me encanta.

Por último, me gusta el camino que me lleva a él. Es la calle Krome. Larga, y en los puntos donde yo la transito, sin semáforos y con algunas curvas poco pronunciadas por las que me gusta pasar a gran velocidad cuando es de día. De noche, una carretera de paso para muchos viajeros, tediosa, extensa y sin iluminación que me da pánico y me hace bajar la velocidad para ver como lentamente las luces de los carros del carril contrario me deslumbran con su paso. Pero de día pareciera que el escenario está listo para comenzar la excelsa obra de teatro. Los telones se suben. De ida, pongo más atención al canal pantanoso que hay del lado derecho ignorando un tanto a los arboles gigantes y majestuosos de alrededor. Imagino la cantidad de cocodrilos que se pasean debajo de las hojas de loto, recuerdo a las tortugas tímidas que a veces se ven por ahí. De regreso al lado derecho, los pinares y arbustos y sus hojas que hacen un juego de luces y sombras espectaculares me dan la sensación de estar manejando en medio del bosque, de encontrarme en una alameda sin fin. Imagino estar en un viaje cuyo destino no ansío llegar porque descubro que lo mejor de él se encuentra precisamente en el camino. Me gusta sobre todo, cuando llego a él y entonces, me toma entre sus brazos, como él bien sabe hacerlo.

Esta vez sin tener que pensarlo tanto. Ahí está profesor, le dije que algún día le contestaría.

Mientras hacia este escrito, me acorde de esta poesía de mi poemario de antaño. La comparto.

SIENTE

Siente el viento como pasa,
Cómo tierno te acaricia,
Oye atento como llama,
Y te envuelve con su brisa.

Siente el aire en movimiento
Que jugando está, tu pelo,
Trata un solo momento,
Con tus manos retenerlo.

Mira el rayo tenue y cálido
Que tocando esta, tu cuerpo.
Siente aquél quemar fallido,
Que triunfará al correr el tiempo.

Mira el cielo tan brillante
Con sus nubes de algodón.
Mira aquél azul radiante,
Ávido de admiración.

Nota cuánto el árbol crece,
Mira su fuerte ramaje.
Huele la flor que pretende,
Con pétalos vestir de traje.

Mira la danza de las hojas
Si el viento sin querer las toca.
Mira aquella fruta roja,
Que te pide que la cojas.

Oye el ave cuando canta
Como anuncia la mañana,
Mira altiva cómo encanta,
Cuando el vuelo al cielo traza.

Mira la vida y sonríe,
Que Dios nunca nos miente,
Convence a tu cuerpo que vive,
Que es verdad lo que siente.

Dale gracias al Señor,
Que te permite estar vivo,
Y sentir la naturaleza,
A través de tus sentidos.

JKO

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso post. Gracias.

JOHANNA dijo...

Gracias a ti por leerme y comentarme mi querido anonimo =)

Anónimo dijo...

Intentando escribir is not the right word.
Right is: you write very very good.

compliment,
Raul

JOHANNA dijo...

Dear Raul:

Welcome to my little space. I just read your mesage on Ernesto's page.Thank you very much, I really apreciate it. Hope to see you more often here. Thanks for visiting too.

Johanna

JOHANNA dijo...

Perdoname no intento ser mala, solo sensata.

Anónimo dijo...

Me gusta la sensatez. :)